Metafísica en la era de Acuario

sábado, noviembre 26

PRIMERA LUZ

Fotografía tomada del sitio de uso público:

El espíritu está hecho a imagen y semejanza de Dios. Es el polo positivo, masculino, activo, simbolizado por el número 1, es la energía que da la vida. Es el Padre dentro del ser humano. En el momento de la muerte física el espíritu abandona el cuerpo físico. El espíritu es inmortal, ha pasado desde la tercera hasta la cuarta dimensión, donde permanece totalmente consciente de su existencia.

El cuerpo físico es la materia que constituye el polo negativo, femenino, pasivo, simbolizado por el número 2. Hay un verdadero matrimonio entre la energía del espíritu que penetra y permanece en el cuerpo físico mientras está encarnado. La mezcla de estas dos energías permite el movimiento que efectúa el ser humano.

El alma resulta de la unión del espíritu (1) con el cuerpo físico (2) y está simbolizado por el número 3. Es un estado intermedio entre el espíritu y el cuerpo físico donde predomina esencialmente la energía del amor espiritual. Allí reside la energía del Cristo Interno. Es el Hijo dentro del ser humano.

En las Sagradas Escrituras aparece que no se puede llegar al Padre si no es a través del Hijo. El Padre es el espíritu y el Hijo es el alma donde reside el amor espiritual. Por eso es, que Nuestro Señor Jesucristo insiste tanto que nada le sirve al hombre tener todo el oro del mundo si no tiene amor. Sin amor es totalmente imposible la llegada al Padre, al espíritu, a la divinidad que hay dentro de nosotros. Ningún grupo espiritual es auténtico si no existe un verdadero amor grupal entre ellos.

La divinidad está dentro del ser humano (Dios inmanente, espíritu, alma, Magna Presencia YO SOY, Yo Superior) y también está afuera de él (Dios trascendente). Dios es omnipresente, está dentro y fuera de nosotros, también en el cosmos y el universo infinito. Esta divinidad que está dentro de cada ser humano pasa muy desapercibida porque nuestros defectos no dejan ver esa hermosa y maravillosa luz interior que siempre ha existido, existe y seguirá existiendo. Nuestros defectos, como el odio, egoísmo, orgullo, son nuestra polaridad negativa, que debe ser transmutada hacia una polaridad positiva, que son nuestras cualidades, como el amor, altruismo, humildad. Es decir, tenemos que realizar la alquimia de la Edad Media, transmutar el plomo (defectos) en oro (cualidades) en cada uno de nosotros, hasta lograr un número o masa crítica mínima e indispensable a nivel de la humanidad y desde allí alcanzar la globalidad o totalidad de la raza humana sobre nuestro querido planeta Tierra, para que todos sintamos el inmenso amor espiritual de ese CRISTO INTERNO que hay en cada uno de nosotros y en toda la humanidad, evolucionando para conseguir el verdadero objetivo de nuestra existencia.
Legado que nos entregó hace 2000 años el Divino Maestro, esperando que a esta altura del camino ya lo hubiésemos comprendido y aplicado, lo que al parecer, por lo que hoy día vemos en el diario vivir personal y mundial hemos olvidado y buscamos erróneamente en el mundo material, cuando la respuesta está dentro de cada uno de nosotros, solo debemos saber buscarla y asumir que esa es nuestra gran misión en este mundo tridimensional.
YO SOY EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
AMAOS LOS UNOS A LOS OTROS
EL AMOR ES MAS FUERTE QUE EL ODIO.