Metafísica en la era de Acuario

jueves, diciembre 1

TERCERA LUZ


Fotografía del sitio de uso público
Nuestro Señor Jesucristo nos enseña que hay que ser “cándidos como una paloma y astutos como una serpiente”. Para desarrollar este tema debemos considerar la simbología que hay detrás de los dos pilares del templo, uno de ellos simboliza el amor y la misericordia y el otro el rigor y la severidad. En ciertos momentos de nuestras vidas debemos aplicar el amor y en otros el rigor. Cuando actuamos en el amor somos cándidos como una paloma y si aplicamos la severidad somos astutos como una serpiente.
El hombre sabio actúa desde el “pilar del medio” que es una posición intermedia entre el amor y el rigor. En algunos instantes, por ejemplo, se deberá actuar con un 80 % de amor y un 20 % de severidad, y en otros, con un 70 % de rigor y un 30 % de amor, etc. Recordemos que el Buda nos habla mucho del “noble camino del sendero medio”.
Cuando el rey Salomón da la orden de matar al recién nacido que está en disputa entre las dos mujeres que pretenden ser su madre, trabaja desde el pilar del rigor, aplicando un 100 % de severidad y 0 % de amor, obligando a la verdadera madre a entregar el 100 % de su amor, estando dispuesta a entregar su hijo a la impostora con tal que este siga vivo. Este ardid le permite descubrir la verdad que está más allá de las apariencias.
En ciertos momentos de nuestras vidas, como padres, debemos ser severos con nuestros hijos si ellos toman el mal camino, o en otros momentos, irradiar a nuestros hijos muchísimo amor si ellos se sienten con poco afecto ante el exceso de trabajo de los padres, que se ven muchas veces aislados y no comparten el tiempo con ellos. Darnos siempre el tiempo para mantener el equilibrio y actuar con verdadera sabiduría.
En nuestra sociedad actual, muchas personas son cínicas, tenaces, insolentes, astutas, actuando a través de la mentira y del engaño, y si los hijos de la luz somos ingenuos, vamos a ser arrasados por las fuerzas del mal. Si las fuerzas del mal son pillos que actúan hacia las tinieblas, los hijos de la luz deben ser pillos y medio dirigidos hacia el bien, o sea, ser intuitivos, investigadores, psicólogos, y por ningún motivo ser ingenuos. Ser ingenuo en esta época es “pecado mortal” por así decirlo.
Hay que conocer la mentalidad de la persona que actúa hacia el mal, no para imitarlo, sino que para poder contrarrestarlo, y antes que pueda cometer su fechoría, podamos evitar y prevenir con anticipación el posible daño.
Si una persona actúa con mal contra nosotros, debemos devolver este mal con bien. Recordemos las palabras del Divino Maestro: “Ama al enemigo”. La energía del amor es de una frecuencia, en vibraciones por segundo, mucho más elevada que la frecuencia del odio, la cual es inferior. El amor enviado por nosotros penetra y envuelve completamente a la persona que nos está enviando odio; este odio termina devolviéndose contra ella misma, ganándose un sufrimiento interno tremendo. Siempre el amor es más fuerte que el odio. De esta manera, también nosotros nos formamos un buen karma, ya que el amor actúa como una causa que retornará a nosotros con un efecto muy positivo.
El amor es la energía más poderosa que existe en nuestro sistema solar y es la que debemos desarrollar cada vez con más fuerza. Es una verdadera energía electromagnética que podemos desarrollarla en nuestro interior primeramente, y después enviarla a nuestros semejantes. Eso nos atraerá una muy buena salud, entre otras cosas.
Recordemos que la Jerarquía de Luz (querubines, serafines, arcángeles, ángeles, etc.) están inundados del amor del Cristo y están esperando que los seres humanos los invoquemos para ayudar en cualquier causa noble y altruista que nos impongamos. Al solicitar nosotros esta ayuda superior con mucha fe y esperanza en nuestras oraciones y meditaciones, ellos descienden y trabajan unidos desde dimensiones diferentes que se entrelazan, lo cual se puede apreciar en los resultados de nuestra vida diaria.
Se nos invita queridos hermanos y hermanas a la oración y la meditación irradiando mucho amor sobre toda la humanidad, sin distinción de raza, religión o nacionalidad. Transformemos esto en un hábito diario y Cristo y los ángeles estarán muy complacidos y alegres desde los planos espirituales, llenando nuestro corazón de gozo y verdadera felicidad.
Recordemos que la oración es débil cuando pedimos en forma egoísta, es decir, solamente para nosotros mismos y es sumamente fuerte y poderosa cuando pedimos por la mayoría, por toda la raza humana, olvidándonos de nosotros mismos. El Padre Celestial nos conoce perfectamente a cada uno de nosotros y sabe de todas nuestras necesidades; antes que nosotros solicitemos algo El ya lo sabe. Pensemos primero en el bien de la mayoría y por añadidura se dará el bien de la minoría.
No nos olvidemos de trabajar permanentemente en nuestra alquimia espiritual, transformando nuestros defectos (odio, egoísmo, orgullo, etc.) en cualidades (amor, altruismo, humildad, etc.), transformando el plomo en oro, permitiendo que nuestro Cristo Interno reine en nuestras vidas y las de los demás.

MIENTRAS MAS SE PROPAGUE LA LUZ, MAS SE DISIPA LA OBSCURIDAD