Metafísica en la era de Acuario

martes, noviembre 29

SEGUNDA LUZ

Imágen del sitio de uso público
Complementando lo expuesto en la primera luz, debemos expresar que la voz de la conciencia es el instrumento de nuestra alma, espíritu, Cristo Interno o divinidad dentro de cada ser humano. Por lo tanto, si efectuamos lo que nos dice nuestra conciencia, estamos haciendo lo correcto, obedeciendo al YO SUPERIOR y si no lo realizamos, estamos haciendo lo incorrecto, obedeciendo al yo inferior. Siempre debemos seguir la voz de nuestra conciencia.

Los hijos de la luz, aparentemente podrían aparecer como seres solitarios, aislados frente a lo que opinan la mayoría de las personas, sin embargo, esto es un punto de vista muy liviano, ya que en realidad nunca están solos, sino por el contrario, están muy unidos a través de un inmenso amor espiritual con toda la Jerarquía de Luz, con el mundo “sobrenatural” de la cuarta y sucesivas dimensiones, que nosotros no podemos apreciar a través de nuestros cinco sentidos, pero sí podemos sentir a través de nuestro amor, intuición y fe.

Ya sabemos que el Cristo como jefe de la Jerarquía de Luz coordina con sus querubines, serafines, tronos, potestades, etc. la conexión instantánea, esporádica o permanente con sus hijos de la luz, en la medida que comprendamos la voluntad del Padre dentro del Plan Divino para toda la humanidad. Si nosotros ejecutamos esta voluntad superior del Padre somos imbatibles, invencibles e indestructibles porque nos unimos al poder de los poderes, a la fuerza más poderosa que hay en el cosmos y el universo, a través de nuestro amor espiritual, siempre que lo realicemos con verdadero desapego.

Es interesante observar que podríamos estar en una fiesta o reunión social, rodeados de muchos “amigos” con los cuales no tenemos mayor complementación de tipo intelectual, emocional, religioso, etc. y nuestro espíritu se sentiría realmente solitario, y por otro lado, podemos estar caminando “solos” por la orilla del mar contemplando la inmensidad del océano, y sentir la presencia de Dios a través de las olas, las dunas de arena y el viento marino y nuestro espíritu sentir la presencia de seres angelicales que nos rodean.

El poder no está en una persona multimillonaria, presidente de una República, jefe de una religión, etc. El poder radica en la divinidad que hay dentro de cada ser humano, como muy bien nos enseñó el Divino Maestro: YO SOY el camino, la verdad y la vida.

El YO SOY es Dios dentro de nosotros, el cual fluye a través de nuestros sentimientos, pensamientos, palabras y acciones. La energía sigue a nuestros sentimientos, pensamientos y palabras, realizándose a través de nuestras acciones, y por la ley de correspondencia (“Como es adentro, es afuera”) podemos crear desde nuestro interior el éxito, la paz y el bienestar exterior.

El “camino” es el trabajo que necesitamos hacer sobre nosotros mismos para ir cambiando nuestros defectos psicológicos en cualidades espirituales: cambio del odio al amor, egoísmo al altruismo, orgullo a la humildad, etc. Es el “volver a nacer” que se refería Nuestro Señor Jesucristo. Nacemos cuando hay solamente amor en nuestro interior y no existe el odio. Nacemos cuando hay solamente altruismo y no existe el egoísmo. Nacemos cuando hay exclusivamente humildad y no existe el orgullo. Siempre debemos polarizarnos en la cualidad positiva.
La “verdad” es reconocer la existencia y búsqueda de Dios en nuestro interior.
La “vida” es tomar conciencia de la existencia del espíritu que al unirse al cuerpo físico nos permite nuestro movimiento, contemplar el brillo de nuestros ojos y que en el momento de desencarnar abandona a nuestro cuerpo físico, pero que sigue existiendo en dimensiones superiores.

Clarificado esto, debemos preguntarnos a nosotros mismos si estamos realmente siguiendo el camino, buscando la verdad y tomando conciencia de nuestra vida en nuestro diario acontecer, en cada instante de nuestras existencias.

Sólo si practicamos constantemente este camino, buscamos la verdad y nos llenamos de vida podemos alcanzar la verdadera felicidad del YO SOY, liberándonos de las ataduras del mundo material, impuestas por nosotros mismos y que nos esclavizan en el día a día, para así cumplir con el verdadero objetivo de nuestra existencia, el cual es expresado por todas las religiones, evolucionar hasta llegar a Dios.

MI CRISTO INTERNO SALUDA A VUESTRO CRISTO INTERNO

sábado, noviembre 26

PRIMERA LUZ

Fotografía tomada del sitio de uso público:

El espíritu está hecho a imagen y semejanza de Dios. Es el polo positivo, masculino, activo, simbolizado por el número 1, es la energía que da la vida. Es el Padre dentro del ser humano. En el momento de la muerte física el espíritu abandona el cuerpo físico. El espíritu es inmortal, ha pasado desde la tercera hasta la cuarta dimensión, donde permanece totalmente consciente de su existencia.

El cuerpo físico es la materia que constituye el polo negativo, femenino, pasivo, simbolizado por el número 2. Hay un verdadero matrimonio entre la energía del espíritu que penetra y permanece en el cuerpo físico mientras está encarnado. La mezcla de estas dos energías permite el movimiento que efectúa el ser humano.

El alma resulta de la unión del espíritu (1) con el cuerpo físico (2) y está simbolizado por el número 3. Es un estado intermedio entre el espíritu y el cuerpo físico donde predomina esencialmente la energía del amor espiritual. Allí reside la energía del Cristo Interno. Es el Hijo dentro del ser humano.

En las Sagradas Escrituras aparece que no se puede llegar al Padre si no es a través del Hijo. El Padre es el espíritu y el Hijo es el alma donde reside el amor espiritual. Por eso es, que Nuestro Señor Jesucristo insiste tanto que nada le sirve al hombre tener todo el oro del mundo si no tiene amor. Sin amor es totalmente imposible la llegada al Padre, al espíritu, a la divinidad que hay dentro de nosotros. Ningún grupo espiritual es auténtico si no existe un verdadero amor grupal entre ellos.

La divinidad está dentro del ser humano (Dios inmanente, espíritu, alma, Magna Presencia YO SOY, Yo Superior) y también está afuera de él (Dios trascendente). Dios es omnipresente, está dentro y fuera de nosotros, también en el cosmos y el universo infinito. Esta divinidad que está dentro de cada ser humano pasa muy desapercibida porque nuestros defectos no dejan ver esa hermosa y maravillosa luz interior que siempre ha existido, existe y seguirá existiendo. Nuestros defectos, como el odio, egoísmo, orgullo, son nuestra polaridad negativa, que debe ser transmutada hacia una polaridad positiva, que son nuestras cualidades, como el amor, altruismo, humildad. Es decir, tenemos que realizar la alquimia de la Edad Media, transmutar el plomo (defectos) en oro (cualidades) en cada uno de nosotros, hasta lograr un número o masa crítica mínima e indispensable a nivel de la humanidad y desde allí alcanzar la globalidad o totalidad de la raza humana sobre nuestro querido planeta Tierra, para que todos sintamos el inmenso amor espiritual de ese CRISTO INTERNO que hay en cada uno de nosotros y en toda la humanidad, evolucionando para conseguir el verdadero objetivo de nuestra existencia.
Legado que nos entregó hace 2000 años el Divino Maestro, esperando que a esta altura del camino ya lo hubiésemos comprendido y aplicado, lo que al parecer, por lo que hoy día vemos en el diario vivir personal y mundial hemos olvidado y buscamos erróneamente en el mundo material, cuando la respuesta está dentro de cada uno de nosotros, solo debemos saber buscarla y asumir que esa es nuestra gran misión en este mundo tridimensional.
YO SOY EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
AMAOS LOS UNOS A LOS OTROS
EL AMOR ES MAS FUERTE QUE EL ODIO.