Metafísica en la era de Acuario

sábado, diciembre 10

SEPTIMA LUZ

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LA REENCARNACION

¿De dónde venimos, porqué estamos aquí y para dónde vamos? Nuestro espíritu ha sido, es y será inmortal, es la chispa divina que nos da la vida y el movimiento, pasa de una dimensión a otra, permaneciendo inalterable.
Hemos vivido muchas vidas en el pasado, estamos viviendo la presente y viviremos otras vidas en el futuro. El espíritu pasa por diferentes experiencias en cada encarnación, con diferentes cuerpos físicos, en algunas es hombre y en otras mujer, con diferentes nombres, profesiones y misiones espirituales que cumplir. En alguna de ellas tiene que aprender, por ejemplo, a transmutar el orgullo y la vanidad que pudo haber desarrollado a cambiarlo hacia la práctica de la humildad. El orgullo es el polo negativo y la humildad es el polo positivo.
A veces para realizar un cambio de este tipo se puede demorar 40 años o toda una vida, o también poco tiempo, por ejemplo 2 años, todo depende de la voluntad de cambio o aspiración que tenga cada persona. En cada encarnación transmutamos algún defecto en cualidad, es decir, evolucionamos en algún aspecto, transmutando lo negativo en positivo, o el plomo en oro como afirmaban los alquimistas en la edad media.
Antes de haber venido a esta encarnación nuestro espíritu se reunió con los ángeles del destino o señores del karma y revisaron en conjunto en los archivos akásicos todas las vidas anteriores, viendo todo lo bueno (karma positivo) y también todo lo malo (karma negativo) que se efectuó en esas vidas. Luego se planificó con ellos en conjunto, y de común acuerdo, antes de encarnar, cuáles eran las experiencias por las cuáles debemos pasar en esta vida para seguir evolucionando; por ejemplo, se decidió venir al planeta Tierra, a un determinado país, en una época histórica dada, a determinada familia con una determinada misión espiritual, por ejemplo, para cambiar el egoísmo que se desarrolló en vidas anteriores en altruismo, inclinando a la persona a realizar una vida de servicio en la comunidad que le tocó vivir.
Cuando en esta vida nos llega el momento de la “muerte” física, nuestro espíritu desencarna, abandonando nuestro cuerpo físico, pasando de la tercera dimensión a dimensiones superiores, a través de un túnel con una luz brillante en el fondo. Esta luz brillante es el xendra o puerta dimensional, que al cruzarla nos hace encontrarnos con los espíritus de nuestros familiares y amigos que nos están esperando al otro lado para darnos la bienvenida y ayudarnos en este paso de transición. Una vez fallecido el cuerpo físico, el espíritu revive en los archivos akásico lo bueno y lo malo que hizo sentir a nuestros semejantes durante todo el período de la última encarnación.
Posteriormente, el espíritu desencarnado vuelve a juntarse con los ángeles del destino o los señores del karma, repitiéndose el ciclo de acuerdo a la ley de ritmo, volviendo a planificar en conjunto, la próxima encarnación y las necesarias experiencias por las cuales debe atravesar para poder seguir evolucionando en la familia y época histórica adecuada.
Todos sabemos que mediante una hipnosis clínica nos pueden llevar a recordar hechos y situaciones en vidas anteriores, con distintos nombres y nacionalidades, pero siempre con el mismo espíritu.
Al llevar esto a nuestra vida diaria debemos pensar que todos los problemas que el destino nos va colocando son pruebas necesarias que tenemos que ir superando, transmutando lo negativo en positivo, y que ese es el verdadero objetivo y sentido de nuestras vidas y no, por ejemplo, la acumulación excesiva de bienes materiales, que se supondrían nos darían comodidad y “una buena vida”, cuando en realidad nos alejan de nuestro verdadero objetivo, que es EVOLUCIONAR.
EL ESPIRITU ES LA DIVINIDAD DENTRO DE NOSOTROS